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La infección hospitalaria, una asignatura pendiente. Agosto 2006

Por Dr. Pedro San Juan. 
Médico Legista. Consultor Externo. La Mutual.


Dr. Pedro San Juan Las infecciones constituyen estadísticamente el 10 por ciento de los reclamos judiciales por daño médico. Rutinariamente los abogados atribuyen a toda infección el carácter de “Infección Hospitalaria”, y la mayor parte de los médicos y sus abogados aceptan con ligereza que esto es correcto porque consideran que cuando se produce una infección siempre podrán deslindar su responsabilidad trasladándola a la institución.

Esta cómoda posición es completamente errónea, y ya se están observando algunas decisiones jurisprudenciales que sancionan concretamente a las instituciones que no documentan los controles y registros de infección, así como las medidas de higiene que se toman en el establecimiento para el control de infecciones. 
Es bien sabido que el grueso de las infecciones hospitalarias se produce a través de la utilización de catéteres y sondas. Sin embargo, lo que no es tan conocido, o aún siéndolo no se analiza, o se ignora deliberadamente o no, es que la mayor parte de las infecciones hospitalarias se producen por contaminación directa “de piel a piel” o “de piel a catéter”. 

La totalidad de la bibliografía especializada determina que la mayor parte de los integrantes del equipo de salud que habitualmente tocan a los pacientes son reacios a lavarse las manos cada vez que se “ha tocado” a un paciente, y ello es la causa de la mayor parte de las infecciones adquiridas en el hospital.

¿Por qué la decontaminación de las manos resulta crucial en la prevención de infecciones hospitalarias? La evidencia epidemiológica determina que la contaminación de la piel de las manos constituye la mayor amenaza de infección en el paciente internado. Y esto incluye las infecciones por Staphylococcus aureus meticilín sensible y el meticilín resistente, los aerobios multiresistentes Gram-negativos y los enterococos. 

También es aceptado que la transmisión de microorganismos de un paciente a otro a través de las manos, o de manos que han sido contaminadas por el ambiente, puede producir resultados adversos. La infección puede ser directa (exógena), donde los microorganismos se introducen en los sitios susceptibles (heridas quirúrgicas, sitios de ingreso de catéteres vasculares, de alimentación enteral, sondas, etc.), directamente de la mano de médico. También existe un mecanismo de infección secundaria, que se produce como consecuencia de la colonización temporaria o permanente de gérmenes en la piel del paciente y provoca subsecuentemente infecciones en los sitios susceptibles.

La evidencia demuestra que la atención de pacientes con las manos contaminadas es la causa idónea para la transmisión de infecciones, y que la decontaminación de las manos reduce significativamente las estadísticas de infecciones gastrointestinales y en áreas de alto riesgo, como las Unidades de Terapia Intensiva.

En un ensayo no randomizado se constató que aplicando un programa de lavado de manos hubo una disminución de infecciones respiratorias del 45 por ciento. (1) Otro estudio similar demostró una reducción del 30 por ciento de infecciones globales utilizando alcohol gel para la desinfección de manos cuando se lo comparó con otra unidad similar en la que no se realizaron los lavados de acuerdo a lo recomendado (2) .

¿Cuándo se debe decontaminar las manos respecto al cuidado del paciente? La decontaminación se refiere al proceso para la remoción de sangre, fluidos corporales y los microorganismos de las manos. Se puede realizar sólo la decontaminación (lavado con agua y jabón) o la desinfección (lavado con antisépticos) (3).

Los pacientes son puestos en riesgo potencial de desarrollar una infección asociada a la atención médica cuando asistentes informales (acompañantes) o personal de la institución, médicos, enfermeras, camilleros, etc., no se lavan las manos. Por ello hay que lavarse las manos antes de cada situación que implique contacto directo con la piel del paciente, sus alimentos o las curaciones y/o instrumentos invasivos, y después del examen. También después de quitarse los guantes. La mayor parte de los médicos no lo sabe, y por ello se observa habitualmente que el personal se quita los guantes y sigue trabajando como si tal cosa (4).

Debemos comenzar a prestar atención a este tema. Médicos, enfermeras, kinesiólogos, mucamas y técnicos de laboratorio son algunas de las personas que, en forma directa o indirecta, tienen contacto “piel a piel” con los pacientes internados. También sus acompañantes. Se usa poco el lavabo y mucho los guantes, pero no para proteger al paciente de infecciones sino al agente hospitalario de los gérmenes que el paciente le puede llegar a trasmitir. Es frecuente observar camilleros o mucamas que utilizan para todos los pacientes el mismo par de guantes. Es necesario tomar conciencia de que los abogados de los pacientes que demandan a médicos y clínicas cada vez aprenden más. 

¿Cuánto tiempo falta para que aprendan que si el médico no se lava las manos está generando riesgo de infección? ¿Cuánto tiempo falta para que también lo sepan los pacientes? ¿Cuántos pacientes desarrollaron osteomielitis en el último año? A $ 103 por cada ampolla de Imipenem: ¿Cuánto sale soportar 6 u 8 semanas de tratamiento? Todas estas son preguntas que cada lector podrá responder analizando sus propias estadísticas. Y todavía no hemos empezado a hablar de los distintos tipos de desinfectantes a utilizar, ni tampoco del manejo de este tipo de infecciones. Esto quedará para otro artículo, pero es necesario generar conciencia de que es necesario realizar prevención y registros de las medidas que se toman para tratar de evitar las infecciones hospitalarias.


(1) Ryan MAK, Christian RS, Wohlrabe J. Handwashing and respiratory illness among young adults in military training. American Journal of Preventative Medicine 2001; 21(2):79-83.

(2) Fendler EJ, Ali Y, Hammond BS, Lyons MK, Kelley MB, Vowell NA. The impact of alcohol hand sanitizer use on infection rates in an extended care facility. American Journal of Infection Control 2002; 30(4):226-233.

(3) Gould D, Gammon J, Donnelly M, Batiste L, Ball E, De Melo AMSC, et al. Improving hand hygiene in community healthcare settings: the impact of research and clinical collaboration. Journal of Clinical Nursing 2000; 9(1):95-102.

(4) Pittet D, Dharan S, Touveneau S, Sauvan V, Perneger T. Bacterial contamination of the hands of hospital staff during routine patient care. Archives of Internal Medicine 1999; 159(8):821-826.

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