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RP ODONTOLOGÍA
Responsabilidad profesional en odontología  
Septiembre - Octubre 2010

Dr. Néstor Rubacha
En esta oportunidad APM entrevistó al Dr. Néstor Rubacha, Odontólogo, Presidente de FO.CI.BA. (Federación Odontológica de la Ciudad de Buenos Aires), Responsable del Dpto. de Ejercicio Profesional de la A.O.A. (Asociación Odontológica Argentina) Perito y Docente, quien nos brinda su mirada en relación a los reclamos por responsabilidad profesional dentro de su especialidad.

¿Cuáles son las complicaciones o motivos más frecuentes de reclamo por responsabilidad profesional en odontología?
El motivo más frecuente de reclamo a los odontólogos son los implantes dentales. Hay otras causas de reclamo, pero menos frecuentes.

¿Qué factores originan estos reclamos?
Entiendo que hay varios factores: el paciente viene con un “seudo” conocimiento sobre los tratamientos y cree que el Odontólogo y el método son infalibles. Además hace un esfuerzo económico muy grande y si algo no sale como era esperado la frustración y el enojo son aún más grandes y por ende la demanda también. Puede haber profesionales que no hagan un correcto procedimiento, pero la realidad indica que un tratamiento con implantes correctamente diagnosticado y bien realizado tiene buen pronóstico. Cuando hay episodios de reclamo algo del ordenamiento terapéutico falló, a veces por el paciente y otras por el profesional. Pero es multicausal y en general hay un deterioro en la relación “paciente-profesional”.

¿Es alto el índice de incidentes que terminan por transformarse en demanda?
En la práctica hay muchos reclamos en estadios de mediación que pueden o no conciliarse en esa instancia. Pero las mediaciones no resueltas no siempre van a juicio. Entiendo que esto se debe a que en el reclamo iniciado en mediación no hace falta aportar pruebas certeras, pero una vez en sede judicial hay que aportarlas y eso se torna muy difícil tanto para el paciente como para el abogado, con el riesgo de que se le pueda volver en contra a la parte actora, por ejemplo en lo referente a las costas del juicio.

¿Cuál es su postura en relación al beneficio de litigar sin gastos?
El BSLG es un derecho constitucional que nos nivela a todos por igual y pienso que debe darse en los casos que lo ameritan. Sí creo que hay factores que lo condicionan y que se otorgan sin mucho cuidado por parte de la Justicia, por ejemplo: no se hace una clara evaluación del los recursos de la parte actora y su real incapacidad para enfrentar costas en un juicio. También me parece que sería conveniente establecer sistemas de asesoría jurídica gratuita y asesoramiento para los abogados, porque muchas veces son ellos quienes inducen a los pacientes a reclamar en causas inviables por no tener los elementos necesarios.

En su desempeño como perito, ¿es común la falta de fundamento en los reclamos?
Muy frecuente. En un alto porcentaje de los casos los reclamos son de una impunidad e inescrupulosidad terrible y tienen un valor reclamo absurdo. En general obedece a la falta de asesoramiento técnico y a la búsqueda de dinero tanto del paciente como de algunos abogados que patrocinan a los pacientes.

Volviendo a la práctica profesional, ¿nota cierta reticencia o dificultad para implementar historias clínicas prolijas entre los odontólogos?
La Ley 26.529 modificó el concepto legal de la HC. El odontólogo tiene en la formación de grado un concepto de historia clínica asociado al odontograma, es poco propenso a escribir, y en ocasiones comienza a atender a un paciente sin hacerle una completa HC. Muchas veces en las que me ha tocado actuar como perito he visto las HC un poco flojas y han sido de difícil defensa. Además se codifica mucho y se escribe poco, a diferencia de los médicos en donde se detalla el “paso a paso”. Inclusive cuando el paciente no asiste, no se asienta. Conozco casos en donde el profesional salió absuelto porque demostró por medio de su factura telefónica que había llamado al paciente en reiteradas oportunidades y que este había decidido abandonar el tratamiento. Y esto estaba escrito en la HC.

¿Cómo se da en la práctica el uso del consentimiento informado?
Los consentimientos se están utilizando cada vez más y en estos momentos estamos trabajando mucho en relación a la información que se le debe brindar al paciente. Explicamos que debería ser un buen y correcto consentimiento informado. Pero también es cierto que para algunos tratamientos el tiempo que lleva explicar un consentimiento informado no está dentro del tiempo que reclama el paciente.

¿Es frecuente el abandono de tratamientos?
Con este tema hay que tener en cuenta la cuestión cultural: el paciente en general atiende su boca más por problemas de urgencia o estéticos; por lo tanto reclama soluciones rápidas y/o estéticas y no tanto tratamientos preventivos o de rehabilitación. Y muchas veces las soluciones funcionales no son “todo lo estético” que ellos quisieran y además tienen alto costo. Esto implica que el paciente resuelve la urgencia o la estética y deja el tratamiento del resto. Si uno se vuelve “purista” atendería a muy pocos pacientes, porque por lo general le piden que arregle “aquello urgente o que se ve”.

¿Observa en los pacientes cierta tendencia al autodiagnóstico como consecuencia de la abundante información que circula en Internet?
En general sí y no sólo por Internet. En los pacientes que vienen del interior y del exterior del país esto se ve incrementado. La gente que viene del interior llega pensando que en Capital se hacen cosas distintas a las que se hacen en el resto de las provincias. A mí me consta que en lugares del Interior hay muy buena capacitación y equipamiento. Es cierto que acá hay un potencial técnico mayor, pero por lo general el paciente cree que el profesional está más preparado en la Capital que en el Interior. Por otro lado, y por un tema de bajo costo y buena calidad, hoy existe mucho turismo de salud internacional con todos los riesgos que esto implica. Este tipo de pacientes llega muy informado y muchas veces cree que su caso es análogo a lo que vio en Internet y por ende que puede resolverse de la misma manera. Pero la realidad es que cada boca es única y cada solución también, aunque los casos se parezcan.
En estos casos el profesional tiene que desandar todo lo que el paciente cree y convencerlo de construir una solución acorde a la realidad, con el riesgo de que si ese resultado no es el deseado es mucho más probable recibir una demanda.

¿Cuáles son los cambios más evidentes que observa en la relación odontólogo-paciente?
Se ha perdido la pertenencia. Lo defino por los dichos de los propios pacientes, que antes decían “mi odontólogo” y ahora dicen “el odontólogo de la prepaga o de la obra social”. Si un profesional atiende a través de una cobertura y decide dejar de atender por ella, el paciente no se queda con ese profesional sino que va en búsqueda del que lo atiende por la cobertura. Se dejó de ser “el paciente del Dr. XXX” para ser “el paciente de la cobertura XXX”. Además se han instalado muchas clínicas odontológicas para dar cobertura a las prepagas u obras sociales, las cuales no son dirigidas por profesionales, por lo que ahora el odontólogo “es el de la clínica de la cobertura XXX”.

¿Existe una actitud proactiva de parte de los odontólogos para minimizar los riesgos de un eventual reclamo?
La realidad es que se “preocupan más” pero no se “ocupan más”, salvo en aquellos casos en los que se ven realmente afectados. Hay mucha confianza en “creer que a uno no le va a pasar”.

Desde las distintas entidades que nuclean a los odontólogos, ¿se abren espacios para el tratamiento de la prevención del riesgo odontológico-legal?
Sí, se da más información y el colega la empieza a solicitar. Algunas compañías de seguros están trabajando en dar un perfil ordenador de la parte legal respecto al trabajo del odontólogo y su quehacer respecto a la sociedad. Y no sólo en relación a la mala praxis ya que en la odontología legal se habla también de auditoria, sanitarismo, formación de Comités de Ética, etc., en donde por supuesto el tema de mala praxis ocupa un espacio importante.
Por otro lado, en todos los Congresos hay actividades respecto a la parte legal, pero por lo general el odontólogo que asiste a esos eventos se interesa más por seguir capacitándose en algo más tangible y de mayor rentabilidad y no hay una real concepción de cuánta rentabilidad le quita la mala aplicación en el ejercicio profesional.

Para finalizar, ¿cómo ve el actual escenario en el que se desarrolla hoy la odontología?
Hoy hay una sobreoferta profesional, un aumento de Universidades que incluyen la carrera de Odontología, sumado al imaginario social de que la Odontología es cara. Poca acción preventiva y sin políticas de salud bucal que la prioricen. Hasta la década del sesenta había pocos odontólogos para la cantidad de pacientes. Luego, en la década del setenta comenzaron a aparecer con fuerza -y finalmente se consolidaron en los ochenta- los entes financiadores: obras sociales, prepagas, etc. que dan cobertura odontológica básica y dejan a cargo del afiliado las prácticas no cubiertas, que como ya expliqué, muchas veces no se realizan. Los honorarios son bajos en relación a nuestra estructura de costos y muy diferidos en el tiempo (90 días promedio). Todo esto hizo que se pauperizara el trabajo del odontólogo. Por eso en los últimos años la cantidad de consultorios que se han cerrado ha sido grande y la cantidad de profesionales odontólogos que se dedican a otra cosa también. Cada vez que tengo la oportunidad le explico a los abogados que “hoy ya no es tan buen negocio hacerle una demanda al odontólogo”. Hoy, la mayoría de los odontólogos estamos pauperizados como el resto de los profesionales de la salud.
 

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