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JORNADA CONMEMORATIVA 10º ANIVERSARIO
DE LA MUTUAL
 

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Dr. Claudio Iribarren. 
Presidente de la Asociación Argentina de Cirugía.

Dr. Claudio Iribarren,  Presidente de la Asociación Argentina de Cirugía.

El primero de los invitados especiales en tomar la palabra fue el Dr. Claudio Iribarren, consultor en ejercicio del Servicio de Cirugía del Hospital Británico de la Ciudad de Buenos Aires, Presidente de la Asociación Argentina de Cirugía y miembro titular de la Academia Argentina de Cirugía.

Bajo el título “Cambios en el enfoque del error médico”, Iribarren ofreció una visión médica acerca del error y el estado actual de las reclamaciones.
Para ilustrar algunos de los cambios que debieron enfrentar los médicos en relación a la medicina actual puso el ejemplo de los trasplantes –hoy una práctica común-, así como también a la cirugía endoscópica, sobre la que bromeó: “Cada vez vamos por lugares más chiquitos y la gente se acostumbró a eso. Traten de sacarle la vesícula a una persona por un tajo y van a ver cómo se pone”. Además destacó que a lo largo de los años la medicina fue complejizándose, lo que trajo cosas buenas y malas. “Lo bueno es que la gente vive más y con una mejor calidad de vida”, explicó. Pero también mencionó el hecho de que la explosión tecnológica creó una gran cantidad de subespecialidades, que de alguna manera fragmentaron la atención médica y generaron un incremento de las expectativas del paciente. Y en este sentido, agregó: “Es ahí donde tal vez puede producirse, por ejemplo, la desatención de un enfermo, que va corriendo de un especialista a otro. Quizá se perdió un poco la unidad de criterio que tenía la figura del médico de cabecera”. El Presidente de la AAC comentó que hoy “este mismo enfermo se ha vuelto más exigente y el médico tiene que estar a la altura de la situación, quedando más expuesto a que se lo culpe si hubo alguna falla”. También consideró que la relación de confianza que había antes entre el médico y su paciente fue deteriorándose porque, entre otros, el paciente ahora va al especialista que lo manda su obra social. Además remarcó que el ajuste en los honorarios de los médicos trajo ciertas consecuencias, como la necesidad de atender cada vez más pacientes en un menor tiempo. En este sentido sintetizó: “Por todo esto se me ocurrió que esta medicina podríamos llamarla ‘la medicina del apuro’”.

Este concepto le dio el pié para más adelante hablar sobre la “medicina defensiva… en donde ese médico que llega a una residencia para especializarse, para curar y aliviar al enfermo, se transforma y termina mirando al enfermo como diciendo: ‘yo voy a hacer las cosas para no tener problemas’”. Y continuó: “Esta medicina defensiva es mala, hace que exista una relación médico-paciente defectuosa, en la que el médico, para cubrirse, indica excesivos estudios, tratamientos que muchas veces no son los adecuados pero que le van a traer menos problemas… Yo defino a la medicina defensiva como innecesariamente cara, ineficiente y perjudicial para el paciente”.

En cuanto al “error médico”, Iribarren recordó cómo comenzó a instalarse el tema allá por la década del noventa. Mencionó la prestigiosa publicación del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, que se conoció bajo el nombre “Errar es humano”, sobre la que opinó: “Si bien esto es una obviedad, el hecho de que lo haya dicho un Instituto de Medicina fue una cosa muy valiente”. Y completó: “Los médicos teníamos una gran dificultad para reconocer el error, aún hoy la seguimos teniendo, pero esto está cambiando y es ahí donde nace el nuevo enfoque”. Un nuevo enfoque “más moderno”, que contempla corregir el sistema en el que conviven dentro de una institución médicos, enfermeros, camilleros, etc. “Un sistema es un conjunto de procedimientos con normas establecidas por expertos para llegar a un fin: eliminar el riesgo. En los diseños bien efectuados, el error humano está contemplado, de manera que cuando se produce hay una defensa para que no lo sufra el enfermo. El error es un evento adverso que pudo ser prevenido. Así que en lugar de enfocar al error en la persona del médico, se trata de enfocar al error en las fallas del sistema para prevenirlo”, concluyó. Pero para que todo esto suceda planteó la necesidad de que se dé a conocer el evento adverso y consideró indispensable la colaboración de los médicos en el reporte voluntario de errores.

Iribarren también mencionó que en el pensamiento médico actual es paradójico que se reconozca al ser humano infalible y se espere del médico la perfección: “La expectativa desmedida de que el médico sea infalible es perjudicial para él y su paciente porque lo presiona a ocultar el error y a ejercer una medicina defensiva… y también es fundamental que seamos nosotros, los médicos, quienes no nos creamos infalibles y que con humildad sigamos las normas establecidas por los expertos”. Con respecto a las instituciones, agregó: “Es necesario cambiar ‘la cultura de culpar a alguien’ por ‘la cultura de mirar el todo’. El error se reduce con un sistema de conductas y procedimientos que impida su aparición”.

Sobre el final, Iribarren aunó todos los conceptos elaborados y compartió con el público una reflexión final: “Los errores en medicina asistencial son más frecuentes de lo que se creía, pero por suerte esta realidad ha sido asumida por la comunidad médica, con un cambio de actitud, y este es uno de los mayores progresos de la medicina actual”.
 

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