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Responsabilidad profesional y gestión del riesgo médico-legal en anestesiología






Si bien la anestesiología no encabeza el ranking de las especialidades médicas más demandadas, la eventual ocurrencia de eventos adversos genera un gran impacto por las secuelas que los mismos ocasionan al paciente, que en casos extremos pueden ir desde daños cerebrales permanentes hasta la propia muerte.
Para reflexionar sobre el tema, APM entrevistó al Dr. Eduardo Gabriel Martella, anestesiólogo en ejercicio desde hace 30 años, Subsecretario Científico de la Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires (AAARBA), Director del Curso de la Carrera de Técnicos de la Asociación y Médico Forense por la C.A.B.A.




- ¿Cuál es el panorama actual en relación a los juicios por responsabilidad profesional contra los anestesistas?
En realidad, anestesiología es una especialidad muy pocas veces cuestionada. Hoy existe una disminución importante del riesgo gracias al afianzamiento de la doctrina educativa, a través de la capacitación de los residentes y de los cursos de actualización que se hacen para los médicos que llevan años en la especialidad. Se ha logrado estandarizar el riesgo y disminuirlo.
El tema de mala praxis está ligado a un modelo conceptual de cobertura de seguros y de implicaciones, donde en la mayoría de las demandas actúa un interés larvado más que una observación de la verdad de lo que ocurrió. Por otro lado, en medicina hay ciertas falencias o puntos débiles y la respuesta médica no siempre es la misma. Esto a la gente le cuesta entenderlo, de hecho me toca ver demandas donde se dice que como el resultado fue disvalioso, se promulga en exceso el libelo de ataque hacia el/los involucrados.
En general, cuando existe un problema puntual de mala praxis el acto que puede ser reprochable surge solo. Pero cuando hay alguna situación disvaliosa por un resultado no esperable, o que sí estaría dentro de lo esperable pero no es el mejor, aparece todo este tironeo en el que se pretende instalar situaciones adversas. Por un lado actúa el aspecto legal; por otro alguna letra médica que escapa de los cánones y hace su concepción del hecho libremente, lo que a veces suele ser tendencioso.

- ¿Cuáles son los eventos adversos más comunes?
Si bien no tengo las estadísticas, hay demandas por respuestas medicamentosas o por alguna característica que se da interoperatoriamente, donde a veces la prueba se presenta controvertida o con anotaciones poco claras que dan lugar a supuestos.
El grupo de mayores reclamos es el que está relacionado con las anestesias regionales, sobre todo los accidentes peridurales o raquídeos.

- Y los daños o secuelas más habituales…
Dependen mucho del tipo de anestesia. En general cuando se produce una situación anómala, si es un caso de anestesia general tiene gran repercusión en el paciente. En el caso de las anestesias raquídeas, regionales o locales el enfoque estará puesto en la zona del miembro perjudicado.
El resarcimiento siempre va a estar ligado a este tipo de cosas: cuánto es el tamaño de la lesión y qué le impide al paciente.

- En anestesiología siempre impresionan los casos de pacientes que en ocasiones ingresan en buen estado para realizarse una cirugía de baja o mediana complejidad y que terminan con daños severos o irreversibles.
Muchas veces intervienen factores que no se descubren hasta el momento de la anestesia. No existen estudios que eximan de la ausencia de riesgo al acto anestésico. Esto es bueno puntualizarlo en anestesiología porque es una especialidad que tiene un carga muy importante: transforma una determinada condición, que es el estado consciente, en un estado inconsciente y aparece un manejo de valores y factores, donde el juego de drogas necesita de una preparación y conocimiento más puntuales que en otro tipo de especialidades. No es casualidad que una de las residencias más largas sea la de anestesiología (5 años). Cuando se decide sobre un paciente en un quirófano tiene un peso mayor, incluso, que la misma decisión quirúrgica. Antes era una cuestión de tiempos y de rapidez de manos, hoy en día está sujeto a variables ligadas a la fisiología del paciente despierto y dormido, que no es lo mismo que la del paciente normal o de consultorio.

- Incluso hay situaciones que enfrenta el anestesista en donde recibe pacientes que ingresan en mal estado al quirófano, como puede ser el caso de las urgencias…
Hay un riesgo fijado por la ASA, basado en los antecedentes del paciente que va del 1 al 5. En ese riesgo se modulan las características de eventuales efectos disvaliosos. En general, como hoy en día la medicina tiene un funcionamiento de equipo, la intervención de los mismos son mejores cuando el rango de articulación del equipo es más aceitado, esto es, cuando se conoce el anestesiólogo y el cirujano, los que ayudan están compenetrados con la función y todos entienden la patología que están atendiendo. Cuanto mejor funciona el equipo, mejores resultados se consiguen.

- Usted mencionó la capacitación y la actualización de los profesionales, el trabajo en equipo, ¿qué factores externos ayudan a minimizar el riesgo en anestesiología?
Fundamentalmente el medio donde se desempeña el anestesiólogo, que debe estar equipado con los equipos de mejor condición para proveer al paciente las condiciones adecuadas para suministrarle la anestesia: mesas de alta calidad con controles de su funcionamiento, quirófanos equipados con la última tecnología, atributos del monitorio intraoperatorio, entre otros.

- En nuestro país cuál es la realidad en relación a los recursos disponibles en las instituciones de salud…
Es lo mismo que vemos en la cotidianeidad de todo lo que pasa, la especialidad no está ajena a esto. Entre las situaciones que se dan en los quirófanos intervienen también realidades oscilantes como la sociedad que las contiene. No se puede crear un quirófano paradisíaco, con lo último de la técnica, cuando estamos insertos en una sociedad que tiene muchas controversias, que van desde lo ideológico a lo filosófico. Por suerte todavía existe el profesionalismo, que hace que los individuos estén atentos a determinada progresión de su técnica, ciencia y exijan o se comprometan con la calidad de las cosas. Pero la realidad es que la medicina empresarial, si pudiera, tendría la mayor cantidad de inscriptos sin atender nada, porque es lo que les deja el negocio. La salud pública también es víctima de lo mismo, porque hay un presupuesto y el manejo del mismo es discrecional.
Podría decir “todos los médicos hacen bien las cosas” y no es así, habrá quienes hacen bien las cosas y otros más o menos, con una diferencia: cuando era chico, ante una visita médica había una preparación especial porque el médico era respetado. Ese profesional hoy en día tendría muy poca “performance” pero había una jerarquía y una palabra médica que primaba.

- En otro orden, ¿cómo se da en la práctica la implementación del consentimiento informado?, ¿en qué momento el anestesiólogo conoce (o debería conocer) al paciente y qué información es la que debe suministrarse al mismo para mantenerlo informado y a la vez no asustarlo, ya que la anestesia es muy temida por la gente?
Creo, y me hago cargo de lo que digo, que el tema del consentimiento se ha magnificado y se han tomado modelos abusivos.
El estándar es diverso, la sentencia es la entrevista previa, que a veces se puede hacer con mucho tiempo y otras no tanto, y en ella fundamentalmente se obtienen datos que en general influyen poco –a veces casi nada- en el proceso de curación. No obstante, se montó una tremenda ley (Ley de Derechos del paciente, historia clínica y consentimiento informado) sobre la que mantengo mis reservas.
En el ejercicio forense, más de una vez tuve que enfrentarme a un hecho que para mi juicio no revertía reproche, pero la ausencia del consentimiento comprometía el accionar del médico. A veces cuesta representarle al juez que la ausencia del papel no hizo a la cuestión. Cuando se dogmatizan ciertas situaciones que no tienen un límite preciso se termina cayendo en divagues.
En lo puntual, sobre el valor del consentimiento informado, si bien atiende a los derechos de la gente, que debe ser informada sobre lo que va a realizarse sobre su cuerpo, me parece que habría algunos puntos para rever. Incluso, muchas veces si el médico le dice algo al paciente que no le gusta también puede tener problemas. A mí me llegó el caso de un paciente que le dijo al médico que quería operarse y el profesional le explicó que no podía porque estaba con sobrepeso y la persona le inició una demanda por discriminación.

- Hay muchos médicos que cuestionan la falta de límites en relación BLSG porque dicen que genera las condiciones para iniciar aventuras judiciales de todo tipo…
Es que muchas veces el paciente que logra ese beneficio tiene la seguridad de que todo lo termina pagando el seguro del médico. Incluso habiendo ganado el litigio, el médico puede perder patrimonio.

- En cuanto a los registros médicos, en el caso de las historias clínicas, teniendo en cuenta el valor probatorio de las mismas en los juicios, ¿cuáles son los puntos fundamentales que debería atender el anestesista para que el registro sea lo más prolijo posible ante un eventual reclamo?
En realidad los algoritmos que están prefijados para completar las historias clínicas son generales. Lo que sí se pide, sobre todo para los que nos toca dirimir estas cuestiones, es cierta prolijidad en la anotación. Las letras cursivas, desparramadas, cuesta leerlas y generan fastidio. A veces hay elementos para sostener la no culpabilidad y una mala letra hace que cueste establecer una palabra.
Otro punto es que generalmente se es prolijo cuando “se dibujan las cosas”. Uno ve que pasó algo en X momento y a partir de ahí aparece una prolijidad obsesiva que no se condice con todo lo que se vino haciendo hasta el momento.

- Para finalizar, ¿cuál es la situación actual en relación a las salas de recuperación?
Existen y se les prestó bastante atención en el último tiempo. Cuando yo comencé uno recuperaba a los pacientes y los patrones de conducta de tratamiento del dolor eran más livianos porque se trataba de que el paciente sobreviviera y muchas veces eran verdaderos martirios. Hoy hay otra conciencia sobre el tema y se sabe que el paciente que termina una operación no tiene que estar dolorido y hay lugares donde realmente se han establecido muy buenas recuperaciones y otros, ya sea por desidia o infraestructura, adolecen de estas características. De todas formas, con o sin recuperación, el anestesista es quien tiene la responsabilidad de dar el alta al paciente.


Formación de Recursos Humanos

- ¿Cuál es el trabajo que están haciendo desde la Asociación en relación a la formación del recurso humano en anestesiología?
Para lograr la mejora de la atención y el estándar de calidad no solo hace falta formar nuevos profesionales a través de la especialización y formación continua; también es necesaria la capacitación de auxiliares.
En los dos últimos años, la Asociación trabajó para llevar la Tecnicatura de Auxiliares de Anestesiología a la Universidad y este año hemos logrado que sea considerada una carrera universitaria, dictada por la UBA, con un título que sirve para ejercer en todo el país y más allá.
En tres años estamos dispuestos a tener un producto de excelencia para colaborar en la difícil tarea del acto quirúrgico, donde la anestesia ha adquirido una importancia mayúscula porque lo que hoy puede avanzarse en cirugía de la alta complejidad está relacionado con lo que se conoce sobre el manejo del paciente.

- Es habitual escuchar que se habla sobre la falta de anestesistas, ¿mito o realidad?
Hay anestesiólogos. La Asociación ha tomado esto como una cuestión de política societaria. Es interesante rescatar que somos la única Sociedad Médica a la cual la Universidad ha delegado la formación de profesionales. En este compromiso público, la Asociación actúa como funcionario del Sistema de Salud y creemos que nuestra formación es de excelencia; por ello exigimos que quienes acceden a la misma tienen que devolver los años de formación a la Salud Pública con una carga horaria equivalente a casi dos guardias de 24 horas semanales.
El tema del recurso humano, de la falta de anestesiólogos, ha sido instalado desde afuera. Por lo general, el anestesista acude a trabajar adonde cuenta con los elementos para el desarrollo de su especialidad; se mueve con recursos que están ligados a la técnica y a la estructura. Muchas veces cuando se dice que no hay anestesiólogos aparece un doble discurso y en realidad no existe el medio adecuado para su desempeño.
La lucha de la Asociación es lograr un estándar para que todos los pacientes accedan a una calidad médica donde el profesional que lo va a atender tenga la idoneidad y los elementos para que la atención llegue a buen puerto. Que exista un buen modelo o resultado médico es tan interdependiente como todos los factores que hacen a la concreción del logro de una sociedad.


 

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