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Litigiosidad y Prevención del Riesgo Médico-Legal en Oftalmología


En 2010, Argentina Praxis Médica entrevistó al Dr. Ramón Galmarini, médico oftalmólogo legista y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología (SAO). En dicha ocasión nos brindó un panorama sobre los juicios por responsabilidad profesional en la especialidad. Pasaron 5 años de aquel encuentro y volvimos a convocarlo en representación de la SAO. En esta edición les acercamos la charla mantenida recientemente, donde nos actualiza la información y comparte algunas recomendaciones en torno a cómo minimizar los riesgos en oftalmología.



- Cuando realizamos la primera entrevista en 2010, usted me comentó que el número de demandas en oftalmología no era elevado. ¿Cuál es el panorama actual de reclamos por responsabilidad profesional en su especialidad?
La oftalmología ocupa la quinta o sexta posición en el ranking de demandas. Este número varía de acuerdo a las compañías de seguros. La especialidad había crecido mucho entre el 2001-2003 y luego se fue estabilizando; pero todos los años el número crece un poquito porque hay más juicios de responsabilidad profesional y mala praxis en general.

- ¿Estos reclamos prosperan o se trata de aventuras judiciales?
Aproximadamente el 40% de las mediaciones no prospera, o sea, ni se arregla ni va a juicio, queda ahí, en la instancia en mediación. Del resto hay un porcentaje que se arregla y otro que va a juicio.

- Entre los eventos adversos y/o complicaciones más habituales de la especialidad usted oportunamente mencionó la cirugía de cataratas, la cirugía refractaria y de retina, ¿hubo alguna modificación al respecto?
Las cataratas siguen ocupando el puesto número uno y dentro de ellas la endoftalmitis, que es la infección. Entre las tres (cataratas, refractaria y retina) suman aproximadamente el 83% de los reclamos. Es un número muy similar a las estadísticas de Estados Unidos o España, que son dos lugares de referencia porque tienen más experiencia que nosotros en el tema de los juicios.
El resto de Latinoamérica no tiene tanta experiencia en juicios de oftalmología. En Ecuador hicieron una ley, al estilo de la nuestra, sobre el consentimiento informado. Incluso yo mismo me puse en contacto con oftalmólogos de allá; pero el resto de Latinoamérica sigue atrasada en cuanto al número de demandas contra oftalmólogos.

- Más allá de lo que dicta la normativa vigente y el valor probatorio ante un eventual juicio por responsabilidad profesional, ¿cómo se ven hoy las historias clínicas (HC) en la especialidad y cómo se desarrolla en la práctica la instrumentación del consentimiento informado, más allá del acto administrativo de la firma del papel?
Creo que hay mucha más conciencia, tanto de la HC como del consentimiento informado. Hoy son muy pocos los profesionales que no hacen el consentimiento, aunque sigue habiendo quienes te dicen “yo prefiero no hacerlo…”. De todas formas disminuyó enormemente el porcentaje de estos médicos pero algunos son reticentes.
Con respecto a la HC hay un pasaje muy importante de la manual a la digital en computadora. Cada vez son más, ya sea en consultorios o centros de ojos, que pasaron a la HC en computadora. Pero lo que uno ve es que la escrita era un poco más extensa. En la HC electrónica se escribe menos.

- ¿Qué es lo que no se escribe en le HC electrónica y qué problemas presenta?
Hay palabras que no se entienden porque muchas veces el médico tipea sin mirar, luego no corrige, y quedan registradas cosas que uno no sabe bien qué son.
También se ven resúmenes de letras en vez de palabras, incluso más que antes. Pero al mismo tiempo, con la HC digital se baja más línea, es más fácil de entregar y de auditar.
Con respecto al consentimiento, en los lugares que trabajan con computadora es más fácil que tengan el consentimiento bien específico por cirugía. En los lugares donde esto no es así, lo que se aconseja es que los consentimientos sean más generales, que tengan las complicaciones de varias prácticas, y que sea el médico el que llene la información sobre lo que va a operar y así evitar errores.

- En cuanto a la instrumentación del consentimiento, ¿cómo debe obrar el profesional?
Cada vez que nosotros hablamos del consentimiento explicamos que hay una parte burocrática, que es el papel, y otra que es el consentimiento bien hecho, con toda la explicación que conlleva, y que no hay nada mejor que hacerlo cuando uno va escribiendo en la historia clínica. En cada control o revisación que se hace, que por lo general duran poco tiempo, se puede ir explicando en qué consiste la cirugía o cómo se hace, cuáles son los riesgos y las alternativas más importantes. Y todo esto ir volcándolo en la historia clínica porque los papeles pueden perderse, hay consentimientos que se traspapelan (conozco casos) y llegado el momento no están en la historia clínica.

- Además el consentimiento informado siempre se mantiene en formato de papel porque se necesita la firma del paciente…
Sí, uno puede escanearlo y agregarlo, pero lo que aconsejo es que también se escriba en la HC “consentimiento informado firmado y guardado en anexo”, porque si vienen a buscar la HC también queda documentado que está guardado en ese anexo. Lo mismo con todos los stickers y el protocolo quirúrgico original. A mí criterio, para un juez siempre es más importante ver un original y no algo escaneado.

- En oftalmología se usan gotas para los ojos, colirios, etc.; ¿son habituales los eventos adversos relacionados con el uso incorrecto de medicaciones o el mal uso de equipos médicos?
Puede haber errores relacionados con lo que se quiere colocar en el ojo, por ejemplo, una droga específica para colorear determinada parte y en realidad se coloca otra que descompensa al ojo. Estas cosas suceden, afortunadamente no con frecuencia.
El formol es un problema porque está siempre dentro del quirófano y muchas veces se cree que es anestésico y se utiliza mal.
También pueden estar en mal estado, generar fenómenos adversos personales donde uno es parcialmente responsable hasta que demuestre que en X lugar estuvo el error o que el paciente reaccionó de una manera anómala a lo que el 99% de los pacientes responde.
Con respecto al instrumental es importante que los aparatos cada tanto sean calibrados. Que en algún lugar figuren registrados los services, porque son la prueba de que se realizó el cuidado necesario. Son aparatos y como tales pueden fallar.
Lo mismo pasa con las infecciones, si el aparato está mal esterilizado es un problema serio y uno puede ver cómo en un día quirúrgico se producen infecciones porque el ambiente no está en condiciones.

- En oftalmología las cirugías son ambulatorias, ¿Existe la visita pre anestésica?, ¿cómo se lo prepara al paciente?
Las cirugías que utilizan fundamentalmente anestesia general son en niños y en adultos cuyas cirugías duran mucho tiempo. Como los pacientes llegan ambulatorios (muchas veces se quedan una o dos horas de recuperación y luego se van) no tienen la evaluación pre anestésica. En cambio, si está en una institución como un hospital, con una internación previa, se le pide al anestesia que se lo evalúe y luego se hace la cirugía. Lo mismo pasa con pacientes que tienen alto riesgo y se justifica dormirlos porque no se lo va a poder operar con anestesia local. En esos casos se pide al servicio de anestesia que lo evalúe y se le otorga una fecha; la cirugía sigue siendo ambulatoria pero con una fecha y un análisis previo. En otros lugares no tienen esta evaluación previa y un rato antes de la cirugía el anestesista conoce al paciente y ante cualquier duda se suspende la cirugía y se espera que mejoren las condiciones.

- ¿Son habituales las complicaciones post quirúrgicas por falta de control de parte del paciente?
Todas las cirugías tienen sus complicaciones pero el cirujano de cataratas es muy insistente con los controles del paciente. La duración de la cirugía y del tratamiento posterior va de 15 a 30 días. Lo mismo sucede con la cirugía refractiva o de retina; que son las 3 cosas que más se operan.
Los pacientes cumplen, lo que uno ve muchas veces es que en distintos hospitales, no es el caso de los prepagos, empiezan el tratamiento y si luego tienen que ponerse determinada gotita tal vez desaparecen porque no la pueden comprar. Ahí el médico tiene que estar atento y colaborar con lo que tiene en el hospital o haciéndole entender al paciente que eso es fundamental para su recuperación.

- En líneas generales, ¿cómo observa hoy la relación médico-paciente? ¿Cuál es el perfil de este paciente que tiene acceso ilimitado a la información médica en internet y que muchas veces llega al consultorio con un modelo en la cabeza exigiendo determinado resultado?
Es así y es muy difícil responder a ese modelo que pensó el paciente porque cree que va a quedar de determinada manera, que le va a cambiar la vida, y tal vez el cambio que esperaba no resulta de esa manera. Desde ese punto de vista, ese paciente ya tiene una carga negativa y ante cualquier otro problema pasa a ser alguien que aumenta el riesgo de un juicio por responsabilidad profesional.
Desde el punto de vista médico, pese a que hay algo fundamental que es la falta de tiempo, que cada día es menos y que para la relación médico-paciente es algo muy malo, esto se puede arreglar dedicándose un poco más a aquellos pacientes que van a ser quirúrgicos o verlos más veces antes de la operación.
Creo que esto se está comprendiendo, que el médico está buscando una mejor relación, pero hoy en día esa relación no es solamente médico-paciente sino paciente-familia-abogado y el médico con todo su equipo. El oftalmólogo puede tener una buena relación pero si hubo algún problema con la instrumentadora o el ayudante, cambia la opinión porque es un equipo.
En cuanto a internet, se mira mucho, la información está, y lo malo es que la gente lee y cree que entendió todo. Pero en realidad no es así y es parte de lo que uno como médico le debe brindar al paciente: explicarle que no es tal cual lo leyó y llevarlo a lo que realmente es la medicina.

- La gestión del riesgo médico-legal es un tema de agenda de la SAO, ¿observa una actitud proactiva de parte de los oftalmólogos?
Hace 17 años creamos con Lassizuk la SAMOL (Sociedad Argentina de Médicos Oftalmólogos Legistas). Hay que decir que hay muchísimos legistas dentro de la oftalmología. Muchos hicieron la carrera para aprender y luego no lo llevaron a la práctica pero tienen el conocimiento. A partir de entonces, una de las cosas que pusimos como objetivo en SAMOL fue estar presentes en los cursos y congresos anuales. En esto somos bastante distintos a otras especialidades. Por ejemplo, en los congresos anuales de la SAO hay 5 o 6 horas destinadas al tema; en el CAO (Consejo Argentino de Oftalmología) también. Yo vengo trabajando desde hace 12 años en la SAO, asesorando y respondiendo todo lo que piden desde los juzgados.

- ¿Habitualmente son consultados por la justicia en casos de responsabilidad profesional médica que involucran a oftalmólogos?
La SAO es muy consultada y contesta muchos oficios judiciales. También le preguntan a las universidades (UBA y el Salvador) pero el 80% de las cosas llegan a la SAO. Nosotros contestamos siempre en tiempo y en forma.

Por Graciana Castelli para APM.


 

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