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9° Edición de la Conferencia Quo Vadis Salud Bajo el lema “La salud no se negocia” se celebró la “9° Conferencia General de Salud Quo Vadis” organizada por Revista Médicos. La cita fue el 20 de noviembre pasado y tuvo lugar en el City & Tower Hotel de la ciudad de Buenos Aires. El Dr. Rafael Acevedo, Gerente de La Mutual, fue el encargado de coordinar la mesa dedicada a praxis médica: “Prestadores y Aseguradoras, ¿van en el mismo sentido?”, la cual contó con distintos panelistas, entre ellos: el Dr. Fabián Vítolo, Gerentes de RRII y Servicios Médicos de Noble Compañía de Seguros, el Dr. Fernando Mariona, Director de TPC Compañía de Seguros, el Dr. Tito Tomassini, Jefe del Área Médico-Legal de Prudencia, el Dr. Horacio Canto, Gerente de Administración de Riesgo de SMG Seguros y el Dr. Alfredo Rossi, Asesor Letrado de Seguros Médicos. Algunos de los ejes desarrollados por los panelistas fueron: Dr. Acevedo: Este año me ha tocado coordinar la mesa y mi aporte ha sido el título del panel de praxis médica: “Prestadores y Aseguradoras, ¿van en el mismo sentido?”. A modo de introducción, los asegurados -nuestras clínicas, sanatorios y profesionales de la salud-, no siempre colman sus expectativas en lo referente a los servicios que le deben brindar los aseguradores en materia de prevención, gestión de riesgos médico-legales y cobertura. Al mismo tiempo, en forma paralela, las aseguradoras muchas veces plantean que no reciben una adecuada respuesta de los asegurados para poder canalizar y llevar adelante las acciones necesarias para minimizar los factores de riesgo y con ello reducir los índices de siniestralidad. Es en el marco de este dilema que fue propuesto el título, que consulta acerca de si los prestadores y las aseguradoras van –o no- en la misma dirección. Dr. Fabián Vítolo: El sector salud ha perdido mucho tiempo en lo que llamamos “litigiosidad indebida”. Se cumplen 10 años del “Acta de Pilar”, donde se solicitaban cambios en el plano legislativo (plazos de prescripción, topes indemnizatorios, pericias previas, etc.) y esta focalización nos ha llevado a olvidar otro aspecto, al que podríamos llamar “litigiosidad debida”: aquellos daños que pueden ser evitados. Para ver cuál es el riesgo mayor que enfrentan las instituciones de salud es necesario tomar la evolución de las propias aseguradoras, que han pasado de un abordaje tradicional, enfocado al manejo de siniestros y la prevención de juicios con el fin de evitar ser demandados y no sobre la base de lograr una mejor medicina. Hoy hemos avanzado hacia una nueva visión: “el gran daño evitable”, por ejemplo: pacientes operados en el sitio quirúrgico equivocado, caídas con golpes de pacientes, etc. Este enfoque nos obliga a trabajar sobre factores humanos, la comunicación y el trabajo en equipo. Este es el sentido en el que creo que avanzamos los médicos y abogados de las compañías de seguros, es decir, tratando de poner el foco en el paciente y no en el juicio. Dr. Fernando Mariona: Allá por 1986 este negocio comenzó a tomar envergadura. En los ´90 comenzamos a preocuparnos por preguntarle a los médicos cuáles eran sus necesidades respecto al producto que querían y ellos nos decían: más servicios, cobertura por 10 años, la defensa penal, que la cobertura sea barata, que podamos demandar a quienes nos demandan. Creo que las aseguradoras de responsabilidad civil médica somos las que nos esmeramos cada vez más en producir mejores servicios y le dimos a la comunidad médica, entre otros: la defensa civil-penal, la cobertura del Director Médico y Jefe de Equipo gratuita, la de investigaciones clínicas, la de fecundación asistida, la de los 10 años, etc. Algunas respuestas que hemos recibido del sector: las obras sociales nos dijeron “no somos responsables”, las empresas de medicina prepaga también, las gerenciadoras dijeron “tenemos firmados convenios de indemnidad con las obras sociales” y no participan. Al momento de armar una defensa se genera una oposición marcada entre la defensa del médico y de las clínicas, sobre todo si ambos demandados se encuentran en distintas aseguradoras. Ir en el mismo sentido significaría que todos tomáramos el mismo camino y en la misma dirección. Lo importante es que no vayamos a contramano. Dr. Tito Tomassini: Teniendo en cuenta cómo y por qué los médicos reaccionan ante una acusación de mala praxis y la gama de estrategias que se pueden utilizar para disminuir el desequilibrio emocional que acompaña a esta experiencia y cómo la compañía de seguros puede contribuir a ello. El primer paso para hacer frente a un litigio es la obtención de una adecuada base de conocimientos sobre la que se pueda anticipar psicológicamente el proceso en sí. El médico es un participante aunque no lo quiera. Además, a lo largo del proceso los médicos deben observan sus reacciones físicas, psíquicas y emocionales. Deben tener un médico personal y observar si sus relaciones con la familia, amigos y entorno profesional han cambiado, y tomar las medidas necesarias al respecto. La sensación de estar fuera de control impregna la experiencia de un litigio. Algunas estrategias útiles pueden ser conceptualizadas en los siguientes aspectos: el apoyo social, la restauración del dominio y el cambio de significado del evento. El objetivo es entender y disminuir los efectos del estrés y recuperar la sensación de equilibrio emocional del profesional. Dr. Horacio Canto: Lo más importante para la sociedad médica son los daños indirectos, entre ellos: que la sociedad señale al médico como el responsable de algún evento de mala praxis, juicios muy largos, que el profesional entre en un estado de pánico y no maneje con la misma idoneidad los asuntos médicos, y el temor al reconocimiento de culpabilidad en una instancia judicial. Hay diferencias entre lo que sería una póliza de seguros estándar y una especializada, que brinda el servicio de post venta que tiene que ver con estimular a los asegurados a identificar factores de riesgo, elaborar estrategias de prevención y rol docente. Estrategias: favorecer el reporte de incidentes y la cultura de seguridad; lograr el compromiso de los líderes institucionales; estimular la detección y análisis de los incidentes ocurridos; estimular el aprendizaje a partir de los errores concretos, potenciales y cuasi errores; establecer políticas y diseñar algoritmos basados en evidencias y lecciones aprendidas; estimular el monitoreo de los programas en vigencia; estimular la capacitación. ¿Vamos en el mismo sentido? Muchas veces no. Hay grandes diferencias en la comprensión del mensaje. Los programas de administración de riesgos deben ser considerados una inversión y no un gasto. Dr. Alfredo Rossi: Algunos de los obstáculos que encontramos en el sendero: todavía la mayoría de los reclamos son de litigiosidad indebida; se cuestiona absolutamente todo el accionar médico; el beneficio de litigar sin gastos es total gratuidad para iniciar las acciones; hay una tendencia mundial a considerar que cuando hay un daño tiene que haber un resarcimiento; se están midiendo las responsabilidades según las normas que rigen la protección de los consumidores; en muchos casos las condenas son analizadas por los jueces bajo un contenido político y social y no bajo el principio de reclamación; hay abuso de las acciones de amparo; etc. La masificación de los servicios médicos, el deterioro de la relación médico-paciente, la pérdida de la búsqueda de la capacitación constante, la génesis de la medicina defensiva y restrictiva, la falta del buen consejo médico y de los abogados, siendo un problema central porque cuando existe un daño la primera reacción de un paciente no es si “es indebido o debido”. El daño pudo haber existido y es ahí cuando necesita un buen consejo, de alguien que no trabaje sobre sus pasiones sino sobre la realidad de lo que pudo haber ocurrido. Esta sería una de las posibilidades para eliminar la litigiosidad indebida y limitar la litigiosidad debida. |
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