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La reacción del médico ante
una demanda Según un estudio realizado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI), la Argentina lidera en la actualidad el ranking de litigios por mala praxis médica y odontológica en Latinoamérica. La realidad demuestra que hablar de “mala praxis” estremece a médicos, aseguradoras, instituciones y empresas vinculadas al sector salud; impactando también y con efectos reales sobre toda la sociedad. Es sabido que la temática de los juicios por “mala praxis” médica es de dominio público, pero lo que trasciende es solamente la punta de un inmenso iceberg problemático que afecta directamente a un extenso sector de la comunidad médica. Sus efectos también se trasladan inevitablemente al sistema de salud en su conjunto, repercutiendo en la economía y en la sociedad, por lo que deja de ser un problema sectorial para convertirse en un serio problema social y político. En un sistema perverso de salud como el de nuestro país, tan carente de recursos, tan manoseado por inescrupulosos enriquecidos a costa de la salud, el médico es el “hilo fino” más fácil de cortar, el candidato ideal para exprimir, el ingenuo más liviano de sacudir para rescatar las monedas que llevan en lo bolsillos. ¿Pero qué hace el médico ante un juicio por responsabilidad profesional? La comunidad entera empieza a sufrir las consecuencias cuando el médico capacitado, con experiencia y prestigio entre sus colegas, empieza a “esquivar” la patología difícil, esa donde arriesga mucho y gana poco. El médico que cuida sus espaldas, discrimina por necesidad. La comunidad toda sufre esta realidad, al verse privada de la idoneidad y la experiencia de sus mejores médicos. Porque los mejores, también los más inteligentes, rápidamente ven la necesidad de dar un paso al costado para no exponerse. También es cierto que algunos médicos argentinos no están acostumbrados a responsabilizarse por sus accione y que la inmensa mayoría no tendría que trabajar en las actuales circunstancias. Arriesgan mucho sin ganar nada. Al verse implicados en un juicio de responsabilidad profesional, la gran mayoría de ellos, no solo reacciona negando la realidad de los hechos, sino que hace difícil su propia defensa. Muchos profesionales no colaboran con sus propias compañías aseguradoras y las ven como el enemigo a vencer. Ocultan información esencial de la atención médica brindada y se niegan a facilitar la documentación que podría demostrar su buen desempeño profesional. Esto es así debido a que no hay nada que alarme más a un médico que verse implicado en una demanda que ponga en duda su actuar profesional. Cuando un médico es demandado toda su vida se arruina y se apodera de él una sensación de angustia que invade todos los actos de la vida. Una demanda es lesiva para el buen nombre del médico, devastadora para el estado de ánimo, pone en juego el ejercicio mismo de la profesión y deja marcado de por vida a quien la sufre. Es así que la primera reacción de un médico cuando es demandado es negar la situación, lo cual se manifiesta con la poca colaboración para su propia defensa, cuando esta se vuelve apremiante y esencial debido a los tiempos procesales. Seguido a esta primera etapa de negación, continúa una de angustia, depresión y asilamiento en donde se cuestiona la propia capacidad profesional y la integridad personal. Todo el esfuerzo de años de estudio y trabajo se desvanece ante sus propios ojos. Debido (en la mayoría de los casos) a la imposibilidad de retirarse del ejercicio profesional, la práctica médica se altera profundamente. Se comienza a ejercer una medicina defensiva, tal como fue explicado precedentemente. Se experimenta una notoria crueldad en la información, el rechazo de casos difíciles, y se comienza con la evaluación permanente de los pacientes y sus familias como los peores enemigos del médico. Todo lo relatado se traslada a la capacidad del médico de auto-defenderse, convirtiéndose en muchas oportunidades en su propio enemigo. Por tal motivo, el profesional debe entender que por muy calificado que sea el abogado que lo está defendiendo, no se puede colocar sobre sus hombros la totalidad de su defensa. El médico debe esforzarse en revisar conjuntamente con su abogado todos los aspectos de forma y de fondo para elaborar una adecuada respuesta a la demanda y fortalecer su propia defensa. Para ello debe revisar documentos, elaborar búsquedas, leer repetidamente la historia clínica y facilitar toda la documentación solicitada, entendiendo que con ello son partícipes necesarios de su propia defensa y que la necesidad de información certera por parte de quien ejerce su defensa es una necesidad en pos de ayudarlo y no de indagar en su vida privada. |
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