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El impacto del error de medicaci�n en los profesionales de Enfermer�a


Compartimos Estudio realizado por las investigadoras Silvina Estada, Mar�a Victoria Brunelli, Mar�a Constanza Celano, Ana Quiroga y Guillermina Chattas.

Introducci�n
Los avances en las tecnolog�as sanitarias, la precisi�n de los m�todos de diagn�stico y las innovaciones en los tratamientos de las enfermedades, presentan una imagen de profesionales de la salud casi infalibles. Como consecuencia, se admite una expectativa de perfecci�n en la atenci�n y el tratamiento que genera una exigencia al equipo de salud muy alta. Esta percepci�n deja de lado la posibilidad de cometer un error. Sin embargo, el mismo ha sido y ser� un eterno acompa�ante de la actividad que realice el ser humano y el ejercicio de las ciencias de la salud no es ajeno a ello. En contraposici�n, se exige a los profesionales humanidad en la atenci�n y en muchas ocasiones se destaca este aspecto de los mismos. Por lo tanto, pareciera que humanidad y perfecci�n no se encuentran profundamente integradas en las demandas de salud actual (1,2).
Muchas veces en el �mbito de la salud se reacciona a cada error como una anomal�a, por lo que la soluci�n es identificar y culpar a un individuo, con la promesa de que �nunca volver� a suceder�. Parad�jicamente, este enfoque desv�a la posibilidad de mejoras que podr�an disminuir errores, de ah� la importancia de generar una cultura de seguridad en busca de reducir al m�nimo el da�o que podr�a sufrir el paciente y el profesional como consecuencia de los procesos de prestaci�n de atenci�n. Toda instituci�n que brinda atenci�n de calidad trabaja en la mejora de sus procesos para evitar errores (1,3).
Dentro de los entornos de atenci�n de salud, los errores de medicaci�n pueden generar dos v�ctimas. La primera v�ctima es el paciente y la segunda v�ctima es el profesional de la salud involucrado. Se menciona tambi�n la tercera v�ctima como la organizaci�n sanitaria que sufre una p�rdida de reputaci�n como consecuencia de un incidente en seguridad del paciente (4). Cuando aparece un error la prioridad obvia y esencial es el paciente y su familia, pero tambi�n los profesionales que atienden al paciente y la organizaci�n. Es por ello que la mejora de la seguridad del individuo requiere la atenci�n de todos los implicados (1,4,5-11).
A mediados de los a�os 80 del pasado siglo han comenzado a aparecer algunos relatos acerca de los sentimientos que experimentaban los profesionales de la salud tras haber cometido un error en su pr�ctica (1,2,6,12,13). El t�rmino segunda v�ctima fue utilizado por primera vez por Wu, quien sostiene que ante un error, adem�s del paciente que constituye sin duda la primera v�ctima, el profesional queda tambi�n herido por el error cometido (1,4,6).
Se definen como segundas victimas a los profesionales sanitarios que se ven involucrados en un evento adverso no previsto, un error m�dico y/o un da�o sufrido por el paciente, y se convierten en v�ctimas en el sentido de que quedan traumatizados por el evento. Es frecuente que se crean personalmente responsables de lo que le ha sucedido al paciente. Muchos sienten como si le hubieran fallado, cuestion�ndose sus habilidades cl�nicas y conocimientos (1,4,12-14).
Son numerosas las investigaciones que evidencian la existencia de la segunda v�ctima (1,3,6,13,14). Sin embargo, a�n son escasas las acciones para atender a quienes cometen un error y disminuir el impacto (7-9,15). En dos revisiones sistem�ticas se sostiene que la prevalencia var�a entre el 10,4% y el 43,3% de los profesionales (4,16). Scott et al. (17) mencionan que aproximadamente el 30% de los profesionales report� problemas personales hasta los 12 meses posteriores al haber cometido el error. En Espa�a, un estudio reciente se�ala una prevalencia de 66,9% en profesionales de la salud (7).
Tal como la definici�n lo refiere, el error marca un impacto en el profesional. Las segundas v�ctimas responden emocional y cognitivamente. Las reacciones emocionales y cognitivas pueden provocar s�ntomas f�sicos y psicosociales. Los hallazgos evidencian que los profesionales experimentan ansiedad (3,5,12,13,17,18), distr�s emocional (3-5,17), sentimientos de culpa (2,4,14,16-18), rabia (16), incapacidad para concentrarse, p�rdida de la memoria, alteraciones en el sue�o (4,5,18), frustraci�n (13,16) y otros s�ntomas f�sicos y sociales (3-5,16,20,22,23). Las alteraciones se presentan a corto y largo plazo, llegando a padecer depresi�n o burnout en algunos casos (3,4,17,19,20).
El impacto repercute en su salud, en su rol profesional (3,5,15,20,21) y en la relaci�n terap�utica con el paciente (4,15,24). Algunos enfermeros se sienten incapacitados para continuar ejerciendo su profesi�n (3,4,17,19,20) y/o experimentan falta de satisfacci�n laboral en su desempe�o y en su reputaci�n profesional (4,5,14).
Por esto, se realiz� una b�squeda bibliogr�fica a fin de conocer la evidencia de este fen�meno en Latinoam�rica. Ante la escasez de datos hallados se llev� a cabo este estudio que busca conocer cu�l es el impacto que presentan los profesionales de salud al cometer un error y qu� ense�anza le deja el evento.

M�todo
Se llev� a cabo un estudio descriptivo de corte transversal. Desde marzo de 2013 hasta mayo de 2016, los profesionales de enfermer�a asistentes de los cursos presenciales de postgrado del �rea de oncolog�a y neonatolog�a, realizados en la Escuela de Enfermer�a de la Universidad Austral (Argentina), fueron invitados a participar en el estudio. Estos conformaron una muestra accesible (no probabil�stica) de enfermeros que se encontraban desempe�ando actividades asistenciales. Se excluyeron a los profesionales que se encontraron ausentes en el momento de la recolecci�n de datos y quienes no deseaban participar del estudio. Se eliminaron cuatro encuestas que solo estaban completas en un 50% de la misma.
Se dise�� una encuesta autoadministrada an�nima y voluntaria con 15 preguntas cerradas y una abierta. La encuesta fue evaluada por profesionales que no participaron en el estudio y se realiz� una prueba piloto. Se indag� sobre datos sociodemogr�ficos y variables de estudio.
Estas �ltimas inclu�an las siguientes preguntas: �tuvo alguna vez un error de medicaci�n?, �con qu� aspecto estuvo relacionado el error de medicaci�n?, despu�s de darse cuenta del mismo �lo inform�?, �a qui�n lo inform�?, �qu� sinti� cuando se equivoc�?, �qu� es lo primero que hizo cuando cometi� el error?, �qu� lectura/ense�anza le deja haber cometido un error? Las preguntas cerradas ofrec�an distintas opciones de respuesta, pudiendo en algunos casos se�alar m�s de una opci�n. La variable segunda v�ctima se tom� como el sentimiento que le gener� haber cometido un error pudiendo ser al menos uno de los siguientes: culpa, miedo, angustia, inseguridad, tristeza y enojo.
Los datos fueron analizados en una tabla Excel con estad�stica descriptiva. Se realiz� c�lculo de frecuencia y porcentaje para todas las variables.

Resultados
Un total de 280 participantes contestaron la encuesta. Los profesionales pose�an una antig�edad entre uno y 25 a�os de ejercicio laboral, predominando la poblaci�n que ten�a entre seis y 10 a�os de antig�edad. Teniendo en cuenta el total de la poblaci�n, los profesionales con menor antig�edad reconocieron en mayor porcentaje hacer cometido un error.
El 88,6% (n= 248) manifest� haber cometido un error en la administraci�n de la medicaci�n. De los profesionales que cometieron un error, el 94% (n= 233) lo inform�.
El reporte de error se comunic� al m�dico y a la supervisi�n de enfermer�a, principalmente (52,8 y 45,5% respectivamente). En menor medida inform� a un compa�ero o en la hoja de reporte. El 66% de los profesionales que no report� no lo hizo por miedo a la llamada de atenci�n y el 23% por miedo a la desvalorizaci�n.
El aspecto donde se presenta mayor incidencia de error es en la forma de preparaci�n (28,9%), seguido de la velocidad de infusi�n (19,3%), la dosis (16,1%) y el paciente incorrecto (11,1%).
Los profesionales manifestaron que las causas del error fueron la alta demanda de pacientes (el 34,6% manifest� estar a cargo de m�s de seis pacientes), la falta de claridad en las indicaciones m�dicas (27,5%), la distracci�n (24,3%) y el desconocimiento (15,4%). Con un porcentaje menor al 6% aparecen como causantes la entrega incorrecta de farmacia, el olvido y la indicaci�n m�dica de forma verbal o telef�nica.
La culpa es el sentimiento que mayormente predomina en los profesionales (56,8%), seguidos de la angustia (49,6%) y el enojo (42,5%). De los que sintieron culpa, adem�s expresaron sentir angustia, enojo, miedo, tristeza e inseguridad.
Como ense�anza, el 64,3% manifest� que aprendi� a ser m�s prudente en la preparaci�n y administraci�n de medicaci�n, un 46,1% agreg� que necesitaba capacitarse m�s frente al evento ocurrido y un 10,4% que es m�s obsesivo en la preparaci�n de medicaci�n.

Discusi�n
Un gran porcentaje de profesionales de enfermer�a abordados en el estudio reconocieron haber cometido el error. Esto muestra que es factible cometer errores. Por otro lado, evidencia un gran compromiso profesional de los participantes del estudio. Coincidentemente Wolf et al. (21) encuentran que los profesionales de enfermer�a presentan mayor impacto emocional que otros profesionales.
Adem�s de haber reconocido el error tambi�n la mayor�a lo inform�, reflejando una alta responsabilidad en el ejercicio de la tarea diaria.
En relaci�n a las reacciones de los profesionales predomina la culpa coincidiendo con varios autores (2,3,5,14,20,26). Panella et al. (20) llegan a la misma conclusi�n en su estudio donde informa que 21 de los 55 estudios abordados en la revisi�n reportaron sentimientos de culpa, siendo este el s�ntoma psicosocial de mayor predominio. Lo mismo ocurre en la revisi�n presentada por Seys et al. (5). Asimismo Ulstrom et al. (3) en su investigaci�n cualitativa informan que los profesionales presentaron serios problemas de salud probablemente ocasionados por la culpa, tristeza y la falta de apoyo tras haber cometido el error. Mizharri (2) sugiere que cuando los profesionales abordados en su estudio reconocieron cometer un error leve, disminu�a en ellos la percepci�n de culpa. Scott et al. (25) tambi�n reconocen como s�ntoma psicosocial la culpa, adem�s de otros sentimientos.
Sin embargo, la culpa no es el �nico sentimiento que aparece tras haber cometido el error. Los profesionales tambi�n experimentaron angustia, enojo, miedo y tristeza. La angustia y culpa tambi�n aparecen como s�ntomas psicosociales en los estudios abordados por Seys (5). Este conjunto de sentimientos que se genera en el equipo de salud sugiere dise�ar un plan de acci�n para trabajar con cada uno de los integrantes que est�n involucrados en el error. Wolf et al. (21) reportan que los profesionales experimentan miedo principalmente por el paciente, pero tambi�n por la acci�n disciplinaria que pudieran sufrir. En el estudio que se presenta, los profesionales que no reportaron experimentaron miedo a la llamada de atencion y a la desvalorizaci�n. Si bien el n�mero de profesionales que no reportaron es muy inferior al que reportaron, a�n se evidencia una concepci�n en la cultura punitiva de seguridad del paciente. Coincidentemente en su estudio cualitativo Ulstrom et al. (3) encuentran que los profesionales se mostraron en desacuerdo con la reacci�n de sus jefes ante el error.
Por otro lado, m�s de la mitad de los profesionales reflejaron que son m�s prudentes en la preparaci�n de la medicaci�n tras haber cometido un error y un 10% que es m�s obsesivo. Esto coincide con estudios que revelan que el evento hace perder la confianza en las habilidades profesionales (14,21) y dificulta la relaci�n terap�utica (3). Ulstrom et al. (3) mencionan que la mayor�a de los profesionales reportaron que el evento les afect� y que tienen mayor cuidado en la pr�ctica profesional. Waterman et al. (26) informan que el 44% de los profesionales se vio afectado negativamente en la confianza en el desarrollo de sus habilidades cl�nicas.
Parte de los resultados de este trabajo demuestran que los profesionales manifestaron la necesidad de recibir capacitaci�n tras haber cometido el error, lo que fortalecer�a la confianza en el desarrollo de sus competencias. A pesar de que para los participantes no es la primera ense�anza la necesidad de capacitarse, es importante que en planes educativos se incluya el concepto y la acci�n sobre segunda v�ctima (7,18). Adem�s, es conveniente que las instituciones cuenten con programas de asistencia institucional para atender dentro del equipo de salud a la segunda v�ctima (6,7,9,24).
La presente investigaci�n evidencia que los profesionales que cometen un error tienen un impacto en el �mbito personal y profesional, afectando su estado emocional y ps�quico. No se ha hallado evidencia en Latinoam�rica del registro de segundas v�ctimas y acciones de apoyo a estos profesionales.
Futuras investigaciones podr�n cuantificar la existencia de segundas v�ctimas, as� como comprender en mayor medida las estrategias utilizadas por los profesionales para afrontar la situaci�n. Asimismo, ser� conveniente ampliar la poblaci�n a profesionales de la salud, evitando limitar a enfermeros, lo que constituye una limitaci�n del estudio.

Estudio publicado en la revista ALADEFE
https://www.enfermeria21.com/revistas/aladefe/articulo/279/el-impacto-del-error-de-medicacion-en-los-profesionales-de-enfermeria/

Autoras: Estrada S, Brunelli MV, Celano MC, Quiroga A, Chattas G. El impacto del error de medicaci�n en los profesionales de enfermer�a. Rev. iberoam. Educ. investi. Enferm. 2018; 8(2):40-45.

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